Texto por Paulina López

Al igual que Chipre, Kiribati sufría de sentir que su isla, ubicada en la zona central oeste del océano Pacífico, era el centro del mundo. Por mucho tiempo, los habitantes de Kiribati llegaron a pensar que eran los únicos habitantes del mundo. Por esto, todos en la organización de Las Cinco piensan que Kiribati fue la isla que más sufrió durante el aislamiento previo a la organización. Fueron años y años imaginando qué tan sólo 10,136 habitantes poblaban la Tierra. Los habitantes vivían en un hastío continuo. “No importa lo que hagamos, no hay nada más”, decían.

Fue hasta 1940 cuando los kiribatianos entendieron, de golpe, que había había más gente, más islas, más mundo. Se enteraron gracias a la conquista de los ingleses. Pobres, además de padecer la conquista, los kiribatianos tuvieron que padecer el mundo entero al mismo momento. Comprendieron que no ellos no eran el centro del mundo ni los únicos pobladores. Para sorpresa de todos los kiribatianos comenzaron una nueva vida, una vida a la cual no podían llegar más tarde. Se dispusieron a ganar el tiempo perdido y estudiaron todo lo que pudieron de los demás para llegar a entender esoque los rodeaba. Aprendieron astronomía, astrología, biología e historia. Entendieron la diferencia entre los países y encontraron mapas con los cuales podían viajar sin moverse.

Fue por eso que en Kiribati comenzó un movimiento influido por la cartografía. El arte, el cine y la literatura hablaban de esas líneas trazadas, de los nombres que apenas conocían y de los lugares por descubrir. Durante esas jornadas de estudio se dieron cuenta que el nombre de su isla no aparecía en el mapa. Ni siquiera había un pequeño dibujo de su isla. Así fue cómo nació el comité que luchaba por hacer que Kiribati tuviera su espacio en los mapas internacionales.

Los líderes de la ACM (Asociación de la Cartografía Mundial) lo reconocieron sólo hasta después de las cientas huelgas que los mismos habitantes de la isla hicieron en 1950. “Si no hubiera sido por ellos ni siquiera nos hubieran puesto un punto en el mapa, sólo eso queríamos un punto y un nombre”, comenta el nieto de uno de los líderes defensores de Kiribati.

Y es que era obvio, antes de la invasión inglesa, nadie sabía de este desolado pedazo de tierra. No por nada la gente del lugar pensaba que estaba sola. Nadie nunca llegaba y nadie, tampoco, intentó salir. La isla se encontraba en medio del océano pacífico y era tan difícil de alcanzar que se podría decir que la mejor manera de llegar hasta ahí era dejándose arrastrar por los vientos. El problema es que no existía un viento que soplara a través de esta región. Fue hasta 1940 cuando los ingleses llegaron a la isla después de estar diez años perdidos en altamar.

En la crónica histórica que escribió el capitán Hilbert Housewater que se encuentra en la Biblioteca Nacional de Kiribati hay un párrafo en el que explícitamente corrige a los que aún creen que se perdieron: “Nosotros sabíamos de la existencia de Kiribati, era una misión secreta y por eso nunca le dijimos a nadie a dónde íbamos. Sabíamos que el trayecto duraría diez años. Teníamos conocimientos que otros no, por eso no nos importa lo que la gente o la historia diga. El conocimiento que poseíamos hace que pueda morir en paz”

Al ser invadida por los ingleses, Kiribati no solo se volvió una colonia inglesa sino que se reconoció a través de los demás, de los del otro lado. Gracias a ellos supieron que no estaban tan solos y por un momento fueron menos infelices, aunque el verdadero acompañamiento vendría hasta formar parte de Las Cinco.