La tlapalería nace un 1ero de mayo de 1954, cuando los padres de los hermanos Koumori y los padres de los hermanos Delfino deciden, después de varias veces de encontrarse en la escuela al recoger a sus hijos, armar una cena de parejas. Lo que empezó por una cena, hizo que una canción llevara a la otra, una copa a la otra, una caguama a la otra y así La Tlapalería Dos Hermanos naciera.

Al día siguiente ninguna de las parejas recordaba mucho, pero de lo que si se acordaban Martín Delfino y Takashi Koumori era que iban a poner la tlapalería Dos Hermanos. La idea de quién le había puesto el nombre era algo que nunca recordarían, pero el haber brindado tantas veces por el negocio hizo que a nadie le importara eso.

Al principio los dos se hicieron un poco güeyes. Ni siquiera se vieron y evitaban ir a la escuela para no encontrarse. Hasta un año después, que los despidieron y se toparon en una huelga. Ahí fue cuando decidieron empezar a montar el negocio.

Costó trabajo, pero el tener productos novedosos fue algo que los puso en la cima de las tlapalerías mexicanas. Por ejemplo, los pantalones negros multi-bolsas ¡Hechos para cualquier chamba! Así como las playeras pesadas y resistentes que solían vender con su logo. Aunque sin duda, lo más exitoso fueron las botas 2HVV, indispensables para construir la CDMX.

La primera vez que los socios supieron que su tlapalería iba a ser un éxito fue cuando el dueño de Juguetes Mi Alegría los nombró proveedores del año dos veces consecutivas ¡Desde el día en que abrieron sus puertas! Ganaron tal reconocimiento porque durante décadas, las láminas y las herramientas que usaban los jugueteros se compraban en la tlapalería.

Los éxitos no pararon y uno de los más célebres personajes que llegó a comprar en Dos Hermanos fue el Ing. Guillermo Gonzalez Camarena; él sabía que siempre podía encontrar lo que buscaba y si no lo tenían, se lo hacían. Así sucedido con la llave de perico, que al decir sus especificaciones y la necesidad de tener una llave ajustable para poder llevar a cabo sus invenciones, los con-cuños desarrollaron la pieza y esta acabó siendo un completo éxito, así como una pieza clave en la invención más famosa de el Ingeniero: La televisión a color.

Algo que no puedo dejar de mencionar es que uno de sus clientes recurrentes, el famoso güero (de los tacos el güero), fue con ellos a buscar una solución a el problema más grande de su taqueria: los huesos de los limones. Tanto Martín como Takashi estuvieron dándole vueltas al tema, pues todos sabemos lo horrible que es darle una mordida a un taco y darte cuenta que llevaba un hueso de limón. ¡Se te arruina por completo la experiencia! Y entonces la idea surge de los tortilleros que le vendían al güero, pero modificando su diseño. Le agregaron una manija y unos hoyos y así lograron la invención de la década (al menos en México): el exprimidor.

La amistad de los socios siempre fue muy buena, se llamaban el uno al otro “carnal” y su lema era “Puro Carnalismo”.