Las Cinco
por Hermanos Koumori Admin
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Texto por Paulina López
La historia de Las Cinco es un relato más interesante e instructivo de lo que a primera vista podría parecer. Hasta la fecha, Las Cinco es la organización internacional más solidaria (según su propia descripción) que existe. Se define a sí misma como una asociación no gubernamental que facilita la interacción entre cinco islas con su entorno. A la vez, se encarga de asuntos como la aislación y favorece cualquier derecho o emoción básica que se le negó por tantos años a esas zonas de masa terrestre. Las Cinco, es pues, una organización hecha para y por las islas. Es el sentido de unión más fuerte que se haya visto jamás y es el modelo de acompañamiento más grande que la Historia ha conocido.
El origen de esta organización se remonta al oscuro pasado de nuestro planeta. Ese tiempo dónde la superficie de la Tierra cambiaba en forma lenta, pero constante. Para ese entonces, los continentes completos se movían y donde ahora hay tierra había océano. Distintas islas comenzaron a aparecer a causa de fenómenos geológicos y separaron, naturalmente, estas zonas de masa terrestre rodeándolas por agua. Los procesos naturales derivados de la interacción entre el núcleo, el manto y la corteza terrestres dejaron a unos cuantos alejados. Por un lado estaban las masas terrestres unida, los de allá y por otro lado estaban las islas.
De entre todas las islas que surgieron había cinco en específico que estaban más fuera de la interacción común internacional que las demás. Cinco islas que nadie mencionaba, ni siquiera las encontrabas en mapas. Todas las reuniones de ámbito internacional se llevaban a cabo sin las islas de Chipre, Dominica, Seychelles, Kiribati y Granada.
Ninguna de las cinco islas necesitó mucho tiempo para darse cuenta que su soledad provenía de esa separación casi discriminatoria. A las reuniones internacionales acudían las potencias de siempre, los grandes líderes y nombres importantes. Nadie les declaraba la guerra a las cinco islas antes mencionadas (muchas veces lo intentaron) ni las hacía sus aliadas, nada de nada esperaron sin que nada de eso sucediera. A nadie que estuviera del otro lado le interesaba lo que podía haber ahí.
Ese fue, sin querer, el inicio natural del aislamiento. Desde la aparición de vida en esas islas, los habitantes se sentían alejados de algo mayor, de un mundo que estaba ahí afuera y que era difícil alcanzar. Las cinco se convirtieron en estas pequeñas masas terrestres separadas de lo demás. Más que una comunidad ligada al espacio material o territorial, los isleños se empezaron a sentir ligados por una misma inquietud: la soledad. En grupo, en fiestas, en rituales, en espacios grandes, pequeños, vacíos o repletos la gente de estas islas se sentía sola. Era como si se comprobara lo que ahora damos por hecho: la soledad no depende de la cantidad de personas a tu alrededor. A los isleños les hacía falta algo.
Pasó mucho tiempo para que las islas se encontraran entre ellas. Nadie sabe cómo pasó pero después de saber que había otras islas confinadas decidieron hacer una reunión. El resultado fue tan fructífero que se decidió hacer una reunión anual, cada año en una isla, pero Los Cinco (como organización oficial) se dio a conocer a través de una declaración emitida en la Conferencia de Mahé en 1945.
En esta declaración se manifiesta haber sufrido varios años de aislamiento y por lo tanto se considera conveniente “hacer conocer ciertos principios comunes sobre sus respectivos países a los demás en los cuales descansan sus esperanzas de lograr la unión de las islas con los del otro lado”. Este documento no era un tratado, tampoco constituía una definición definitiva y oficial sobre lo que se debería hacer al respecto. Como el mismo documento lo expresa, era una afirmación sobre la unión, un documento anti-aislamiento que definía que “juntando fuerzas podrían alcanzar más” y qué mejor que cinco islas alrededor del mundo para atacar el confinamiento natural.
Se dice que la Conferencia de Mahé en sus inicios fue más un grupo de apoyo que una organización con presencia internacional. Después de muchos años de aislamiento los habitantes solo querían hablar con el otro sobre los problemas que cada uno vivió durante años. Naturalmente las personas de las islas se necesitaban las unas a las otras. Más que nunca se mantuvieron juntos, cada uno con su propio idioma pero siempre en acompañamiento. Hay quien dice que durante esas “terapias grupales” se inventó lo que hoy conocemos como el gesto de chocar los cinco. En ese momento era como una manera de decir: “aquí estamos, el uno para el otro, las cinco islas”. Es por eso que se usaban los cinco dedos. Cada dedo representaba una isla: el pulgar era Granada, el índice Dominica, el dedo medio Seychelles, el anular Kiribati y el meñique Chipre.
Hasta la fecha, esta organización cuenta con el apoyo de la mayoría de los países y otras islas más que se unieron al movimiento. Por alguna extraña razón esto ha motivado a que la gente no se sienta tan sola y cada vez que alguien de Las Cinco se reconoce choca sus manos y empieza todo.
Los Hermanos Komouri conocieron esta organización de esa manera. Un día vieron a dos personas chocar sus manos y entablar una conversación que duró horas. “¿Se conocían o solo se reconocieron por algo que no entendemos?”, se preguntaban. Quisieron interrumpir pero las otros dos parecían muy metidas en la plática. Cuando al final vieron a una de ellas partir se acercaron a preguntar y fue así que lo descubrieron todo.
Para su suerte, la persona que interrumpieron era Cécile Mitchell, una de las fundadoras de Las Cinco. Ella les contó todo al respecto, desde el origen narrado con anterioridad hasta la historia de cada una de las islas, de las cinco, de esas islas que se convirtieron en un símbolo de solidaridad. Fue así cómo juntos crearon la nueva colección de los Hermanos Koumori: Las Cinco. A través de sus prendas esta colección cuenta la historia de cada isla y a la vez cada prenda se vuelve un abrazo al cuerpo que recuerda que no estás solo. Además, estas piezas únicas sirven para reconocer a los que son parte de la famosa organización que rompió paradigmas: Las Cinco.